De más puede ser, pero nunca de menos

Fernando Aguilar (El Salvador) y Silvana Demicheli (Uruguay)

Para evitar fraudes, y asegurarnos que pagamos por la cantidad de producto que efectivamente recibimos, existe una red de instituciones que basan sus actividades en la Metrología Legal, una rama de la ciencia de las mediciones que contribuye a la defensa de los consumidores.

Es media mañana y te cruje el estómago, porque otra vez saliste apurado y sin desayunar. Así que, apenas puedes, vas hasta el kiosco y te compras una bolsa de chips. Grande, brillante y muy inflada, promete tener suficientes como para distraer al estómago un buen rato. Pero al abrirla… ¡sorpresa!, ¡está llena de aire! y solo unos pocos chips esperan su destino allá en el fondo.

¿Te sentiste estafado?, ¿tuviste malos pensamientos y juraste no volver a comprar esa marca? Calma. Seguramente la bolsa informaba la cantidad de producto que contenía, pero en tu apuro no le prestaste atención. Se trata del contenido neto (que en algunos países también llaman peso líquido o cantidad neta), un dato que los comerciantes están obligados a declarar en el envase.

Los chips son solo un ejemplo de los muchos productos que se venden en empaques que, como no permiten ver lo que contienen, nos pueden llevar a creer que están llenos y nos desilusionan al abrirlos. Otra sorpresa habitual es la que nos llevamos cuando abrimos productos enlatados. ¿Ya te tocó alguna vez encontrarte con sólo tres o cuatro rodajas de frutas nadando en un mar de almíbar?

Pero todos los productos o bienes (cualquiera sea su naturaleza) que se cobran en función de determinado peso o medida, y que fueron preparados, medidos y envasados fuera de la vista del consumidor, están fuertemente regulados y controlados. Se les denomina preempacados (o premedidos) y entre otros requisitos, los comerciantes deben informar el contenido neto —ya sea en una etiqueta o impreso en el propio envase— utilizando la unidad legal correspondiente (gramos, mililitros, etc.) y cumpliendo con las normas vigentes del país.

Además, para tu tranquilidad y la de todos, para evitar fraudes y asegurar que los consumidores recibamos la cantidad de producto por la que efectivamente pagamos, existe una red de instituciones destinadas a regular, verificar y controlar este tipo de mercaderías, así como los instrumentos de medición que se utilizan para su control.

La Metrología Legal: para recibir por lo que se paga

En la base de todas las actividades y mediciones relacionadas con los preempacados está la Metrología Legal, una rama de la ciencia de las mediciones que contribuye a la defensa de los consumidores.

La autoridad mundial en cuestiones de Metrología Legal es la OIML (Organización Internacional de Metrología Legal) de la cual forman parte 122 países y Estados. Uno de sus objetivos es armonizar (que sean similares y comparables) los reglamentos y controles que se aplican a las transacciones comerciales, así como los vinculados a la seguridad y salud de la población. Para ello, entre otras cosas, prepara recomendaciones de alcance internacional.

Las autoridades de un país (o Estado), sea o no miembro de la OIML, pueden utilizar esas recomendaciones para definir las leyes, reglamentos y normas que se aplicarán en dicho país; por ejemplo, a los preempacados. También designarán las instituciones que serán responsables de su control y verificación. En algunos países esas tareas coinciden en una misma organización, mientras que en otros las realizan instituciones diferentes.

En El Salvador, por ejemplo, desde el año 2005 rige la Ley de Protección al Consumidor que establece que se debe de velar por el cumplimiento de las normas obligatorias de etiquetado, calidad, pesos y medidas de los bienes. La institución designada para verificar y asegurar el cumplimiento de dicha ley es la Defensoría del Consumidor.

“Al consumidor lo que le interesa es que le entreguen la cantidad real de producto por el que paga —explica Emiliano Arévalo, jefe de la Unidad de Seguridad y Calidad de dicho organismo—; por lo que la Defensoría vela es por que la cantidad que se ha entregado en un empaque sea la correcta y que los consumidores reciban productos cuyas características concuerden con lo estipulado en el etiquetado”.

Otra institución que juega un rol fundamental en la defensa de los derechos de los consumidores es el CIM – Centro de Investigaciones en Metrología, institución designada como Instituto Nacional de Metrología del país.

Entre otras actividades, ofrece servicios para la verificación y calibración de los instrumentos que se utilizan en las mediciones de preempacados (por ejemplo, las balanzas); tanto de aquellos que utilizan los comerciantes e industriales para medir y declarar los contenidos netos, como los de quienes miden como parte de los controles e inspecciones. Porque lo importante es asegurar que las mediciones sean las correctas, y confiables para todas las partes interesadas.

¿Qué cuenta como contenido neto?

Según una recomendación de la OIML1 un preempacado no debe tener una forma, tamaño o alguna otra característica que pueda engañar o confundir a un consumidor en cuanto a la cantidad real contenida en el mismo.

Entonces, las bolsas de chips muy infladas pero con poca cantidad de producto, ¿se consideran engañosas? No necesariamente. El espacio vacío en muchos casos cumple una función; por ejemplo, para la protección del producto (no debe haber nada peor que encontrarse con los chips hechos picadillo), o lo requieren las máquinas que se usan al colocar el producto en el empaque. En otros, es un espacio vacío inevitable, porque el producto se asienta en el fondo luego de empacado.

El contenido neto se refiere a la cantidad de producto. Y por producto se considera todo aquello en el preempacado que no corresponde al material de empaque. En el caso de los chips, el contenido neto se refiere sólo al peso de los chips (siempre menos que los esperados); no incluye el peso de la bolsa.

Justo en este ejemplo la diferencia te puede resultar irrelevante porque esas bolsas suelen ser muy “livianas”; seguramente te enoja más que hagan creer que contienen más cantidad de chips. Pero el material de empaque no es sólo el envase; según la OIML también se considera material de empaque todo aquello que va a ser desechado luego del uso o consumo, excepto lo que se encuentra en el producto en forma natural. Esto no debe incluirse al medir el contenido neto. Porque aumentaría (y a veces mucho) el valor declarado por el comerciante, y por tanto estarías pagando de más.

Por ejemplo, no cuenta para el contenido neto ni el ganchito que cierra una bolsa, ni la paleta (palito) de un helado o el hielo utilizado para preservarlo (el que está en forma natural en el producto sí cuenta), ni la bandeja en la que se presenta el producto, o el polietileno (nylon) que lo envuelve. Tampoco la cera con la que se envuelve el queso.

Algunos productos incluyen líquidos o gases colocados en el preempacado junto con el producto y que no serán desechados luego del consumo. Por ejemplo, el aire de una mousse, los grumos de la miel o el yogur. Pero otra cosa es cuando el producto viene presentado en un medio líquido que forma parte del acondicionamiento y es necesario para la conservación del producto. Un claro ejemplo de esto es la fruta enlatada. Para estos casos el comerciante debe informar no sólo el contenido neto (incluyendo el peso del líquido), sino también el peso escurrido del alimento. A efectos de cumplir y controlar este requisito, por medio líquido se entiende agua, soluciones acuosas de azúcar o sal, zumos (jugos) de frutas y hortalizas (en conserva únicamente), o vinagre, solos o mezclados2.

El principio pro-consumidor

La cantidad nominal de producto (la que declara el comerciante) debe reflejar la cantidad real. De controlar esto se ocupa en El Salvador la Defensoría del Consumidor. El momento y el lugar para el control metrológico (inspección) lo define dicha institución. Puede ser el punto de empaque, durante la distribución o en los puntos de venta.

El control se aplica sobre un lote o tanda (por ejemplo, las bolsas de chips de determinada marca), y de él se extrae una muestra (un grupo de bolsas) sobre las que se realizan ensayos para determinar si cumplen con los requisitos y lo que declaran como contenido neto.

Arévalo está a cargo del Laboratorio de Cantidad de Producto en Preempacado donde se realizan las pruebas que forman parte de la inspección de preempacados. Según explica, “para controlar si el valor declarado en el envase es el correcto se considera el peso nominal (el que declara el comerciante en la etiqueta), el peso del empaque (también llamado tara) y el contenido real de producto, vaciándolo para pesarlo. Luego se sigue la fórmula de la tara versus el peso real, para revisar si el producto cumple con lo establecido”. Se admiten ciertas desviaciones, o márgenes de tolerancia, teniendo en cuenta las variaciones que pueden sufrir los preempacados por las condiciones ambientales durante el almacenamiento o la distribución. (Por lo general, las tolerancias no se aplican a los productos sellados al vacío).

Si las pruebas muestran que en el preempacado se entrega más producto que lo que declara la etiqueta, se considera que el consumidor se beneficia (a esto se le llama principio pro-consumidor) y por tanto, no se toman acciones. Pero si la cantidad real es menor a la que indica el envase, aun considerando las tolerancias, se clasifica como preempacado inadecuado, no conforme, y entonces se procede a sancionar al infractor, porque la distorsión perjudica al consumidor.

Como ves, son varias las medidas que se toman para asegurar la defensa del consumidor. Por lo que, cuando compres una bolsa de chips o cualquier otro preempacado, puedes estar seguro que mientras tú andas apurado o distraído como para chequear la cantidad de producto que contiene, la Metrología Legal y sus organizaciones están haciendo el control por ti.

Los chips serán siempre pocos, pero los controles son muchos.

1 OIML – Recomendación internacional R 87 “Cantidad de producto en un preempacado” (Edición 2016).

2 CODEX STAN 1-1985 numeral 4.33.

En El Salvador, las pruebas sobre preempacados se realizan en el Laboratorio de Cantidad de Producto en Preempacado de la Defensoría del Consumidor. Foto: Fernando Aguilar.

Chips alternativos

Si bien al hablar de bocadillos o refrigerios cuando decimos “chips” nos vienen a la mente los muy salados y crocantes chips de papas (patatas), lo cierto es que actualmente se vienen imponiendo los chips de frutas o de vegetales deshidratados como alternativa más saludable.

Una de las principales razones para considerarlos más beneficiosos para la salud es que, a diferencia de las tradicionales papas chips, estos no son fritos. Se preparan sometiéndolos al calor en hornos o deshidratadores, lo que produce que se concentren sus nutrientes (carbohidratos, fibra, etc.). Además, son fuente de minerales y ricos en vitaminas.

Chips caseros y saludables

Hacer chips de frutas o de vegetales en casa es fácil. Lo primero y fundamental será lavarlos y desinfectarlos bien. A la mayoría no es necesario pelarlos. Para iniciarte, elige aquellos que se puedan cortar en rodajas. Si lo haces con ayuda de una mandolina, te quedarán bien finitas y parejas. Déjalas escurrir en papel de cocina por unos minutos y llévalos al horno en una asadera. En el caso de las verduras, para que suelten el líquido, puedes antes rociarlas con un poquito de sal (sólo un poco) y dejarlas reposar unos minutos antes de escurrirlas bien. Dependerá de tu horno y de la variedad que utilices, pero a una temperatura de 180 °C es probable que estén listos en menos de 30 minutos. (A menos temperatura y por un tiempo mayor te quedarán más crujientes; y para que se deshidraten en forma pareja, gira la asadera a mitad de cocción).

Siguiendo estos pasos conseguirás una alternativa saludable para tener a mano cuando necesites silenciar el rugido de tu estómago.

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