Por siempre Les Luthiers

Les Luthiers es un grupo argentino de músicos que ha adquirido fama internacional por su originalidad y profesionalismo. Hacen humor por medio de su repertorio, empleando instrumentos musicales no convencionales creados por ellos mismos con latas, mangeras, tubos, pelotas y otros elementos de uso cotidiano. Con más de 50 años de trayectoria, sus integrantes son autores tanto de los textos como de la música de sus espectáculos; también de la dirección y la puesta en escena.

Gerardo El Flaco Masana, como lo apodaban, es reconocido por Les Luthiers como el fundador del conjunto. Fue por su iniciativa que en 1964, durante el cierre del V Festival Nacional de Coros Universitarios, cuatro futuros miembros de Les Luthiers pusieron en escena una opereta cómica de su autoría, la Cantanta Modatón. La obra parodiaba una composición vocal barroca con acompañamiento instrumental, y texto tomado de un prospecto de un conocido laxante.

En los comienzos de su carrera crearon el célebre personaje Johann Sebastian Mastropiero, satirizando a través de él a los compositores clásicos. Este personaje se caracteriza por una vida turbulenta cuya trama se va desarrollando a lo largo de cada presentación.

El coqueteo del grupo entre la seriedad, el humor y el absurdo, la ficción y la realidad, suele ser tal que en algunas ocasiones en las que se pusieron realmente serios, el público festejó sus dichos, tomándolos como verdaderos chistes. Tal fue el caso de una función en que, paradójicamente ofrecían su Sinfonía interrumpida, cuando uno de sus integrantes, Carlos Núñez Cortés, se cortó la mano con un serrucho muy afilado, que compraron de apuro para reemplazar a otro que utilizaron en los ensayos.

Daniel Rabinovich salió a avisar del accidente al escenario, lamentándose por no poder continuar la función y ofreciendo la devolución de las entradas. La respuesta del público no se hizo esperar: más risas y aplausos. Entre tanto, entre bambalinas, Cortés se desangraba. Debío luego ser intervenido de urgencia en la guardia de un hospital.

El conjunto está actualmente compuesto por cuatro de sus miembros fundadores: Carlos López Puccio, Carlos Núñez Cortés, Jorge Maronna y Marcos Mundstock, a quienes se suman Horacio Tato Turano y Martín O’Connor. Han recibido numerosos premios a lo largo de su carrera, entre ellos el premio Grammy Latino especial a la Excelencia Musical (2011).

Instrumentos made in Les Luthiers

El primer instrumento exótico que emplearon —realizado por Gerardo Masana— fue el bass-pipe a vara, construido con tubos de cartón encontrados en la basura y elementos caseros. También el gom-horn estuvo entre los primeros, y fue hecho con una manguera, un embudo y una boquilla de trompeta. Algunos de los instrumentos nacieron como parodia de los estándar, como sucedió con el latín y la violata.

Luego se incorporó como lutier el médico Carlos Iraldi, dando vida a artefactos tan singulares como la mandocleta (una bicicleta cuya rueda trasera mueve las cuerdas de una mandolina), el ferrocalíope (un calíope -instrumento musical que produce sonido mediante un flujo de vapor a través de unos silbatos, originalmente de locomotora), el bajo barríltono (un contrabajo cuyo cuerpo es un barril gigante), el órgano de campaña (un órgano que se lleva colgado de la espalda, y cuyo aire es enviado por unos zapatos-fuelles), entre otros.

Tras el fallecimiento de Iraldi en 1995, el artesano Hugo Domínguez tomó la posta, fabricando la desafinaducha, el nomeolbídet y el alambique encantador.

De acuerdo con el portal del grupo (www.lesluthiers.com) en la actualidad tienen 44 instrumentos de distintos tipos y funcionamientos.

Latín o violín de lata

Se fabricaron con latas vacías de jamón envasado a las que se les agrega la trastiera y un clavijero de cuatro cuerdas.

La afinación es idéntica a la del violín común y posee la misma versatilidad que éste, lo que le ha valido ser incluido en numerosas obras del grupo.

Campanófono a martillo

Este instrumento, al igual que el alambique encantador, es un artefacto del cual se hicieron dos versiones.

La primera fue construida por Héctor Isamu, un técnico en electrónica, sobre una idea de Carlos Iraldi. Son tubos metálicos que al ser percutidos suenan como campanas.

El instrumento posee al frente un teclado que acciona electroimanes, los que ponen en movimiento martillos que percuten sobre los tubos.

La segunda versión, mucho más teatral, es obra del artesano Fernando Tortosa.

También posee tubos metálicos percutidos por martillos pero a diferencia del anterior carece de teclado. El ejecutante permanece arrodillado frente al instrumento y acciona los martillos halando cuerdas y poleas.

Lira de asiento o Lirodoro

El instrumento permite adivinar fácilmente la clase de objeto que sirvió para su construcción. Una tapa de retrete a la que se le adosó un clavijero de mandolina, un puente con microafinadores y 8 cuerdas de metal que abarcan una extensión de una octava.

Al carecer de trastiera las cuerdas sólo pueden ser pulsadas al aire lo que limita su tesitura a esas 8 únicas notas.

Bolarmonio

Fue creado por el artesano Fernando Tortosa para presentarlo en el concurso de Instrumentos Informales realizado durante la Expo de los 40 años de Les Luthiers. El instrumento ganó el primer premio y el grupo decidió incluirlo en el espectáculo Lutherapia del año siguiente.

Consta de 18 pelotas de fútbol dispuestas en forma de teclado frente al ejecutante. Las pelotas, al ser oprimidas, lanzan el aire a través de unas lengüetas de acordeón. El instrumento es muy versátil y posee diversas aptitudes sonoras, como ejecutar escalas, acordes, vibratos y trinos, de acuerdo con Carlos Núñez Cortés.

Ferrocalíope

Construido por Carlos Iraldi y Carlos Merlasino en 1994, es una calíope donde los tubos de órgano han sido reemplazados por silbatos de ferrocarril accionados por vapor de agua. El vapor proviene de tres calderas donde el agua es calentada por resistencias eléctricas.

Un teclado, al frente del instrumento, acciona los silbatos y al mismo tiempo enciende una lamparita de color que ilumina el chorro de vapor.

El efecto visual de este instrumento es muy notable, al igual que su potencia sonora.

Claudia Mazzeo (Argentina)

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