Con el bloom bajo control

Ilustración: Alberto Parra del Riego

30 de setiembre de 2024.
(S.D.B) –

 

Todos los años, el 27 de setiembre se celebra el Día Mundial del Turismo. Este año el lema elegido fue “Turismo y Paz”, destacando la importancia de ofrecer espacios que faciliten la armonía, el relacionamiento y la buena convivencia entre individuos diferentes.

Si hay un ambiente que promueve la armonía y el bienestar, es la playa. Caminar por la orilla, disfrutar de un buen baño, hacer deporte, o simplemente tumbarse en la arena y dejar que la vista se pierda, devuelve el equilibrio y nos hace sentir mejor.

También promueve la convivencia y la tolerancia, y nada lo deja más claro que las que se ponen de moda y congregan multitudes.  Durante horas, locatarios y visitantes, conocidos y desconocidos, comparten el espacio y se relacionan dejando de lado diferencias que en otros ámbitos los separan.

De océano o de lago, de río o de arroyo, toda playa tiene su magia y ofrece atractivos. Es el marco ideal para meditaciones profundas, en soledad, pero también para estar con amigos, hacer amistades nuevas y disfrutarla en compañía.

Sin embargo, a veces a la playa llega un bloom, un fenómeno cada vez más frecuente en zonas costeras. Involucra a unos seres diminutos con los que es mejor no entrar en contacto porque pueden ser tóxicos y afectar la salud. Para detectarlos y prevenirte a tiempo algunas de las medidas que se toman requieren muestras de aguas y observaciones bajo el microscopio.

Más sobre estos curiosos seres y los controles que se realizan para que puedas disfrutar de la playa sin exponerte a riesgos, en este artículo: