Radiación

Alberto Parra del Riego (Alemania), Silvana Demicheli (Uruguay)  y Jorge Parra (Paraguay).

Vivimos en un entorno natural expuestos a radiación, energía que viaja por el espacio bajo la forma de partículas o de ondas.

 

Proviene de fuentes naturales y también de fuentes artificiales, producto de actividades humanas. Como se asocia a campos electromagnéticos también se le denomina radiación electromagnética. 

La radiación produce efectos sobre nuestro organismo; algunos son beneficiosos y otros pueden resultar dañinos o perjudiciales. Unos y otros dependerán de la dosis que se recibe, el tiempo de exposición, las características particulares del cuerpo receptor y también de las propiedades y características de la radiación. 

Se clasifica en diferentes tipos y categorías, según ciertos parámetros o propiedades. 

Los efectos y el grado de daño sobre el cuerpo humano de cada uno de ellos se estudian hace mucho tiempo y varios aún no se han comprobado científicamente lo que da lugar a muy diversas opiniones y controversias. 

Fuentes naturales 

Son fuentes naturales de radiación: el Sol, los rayos cósmicos, algunas sustancias de la corteza terrestre y residuos de un gas (el radón) presente en el aire que respiramos.  Incluso nuestros cuerpos emiten radiación. 

Fuentes de origen antropogénico 

Con los avances tecnológicos han aumentado las fuentes artificiales de radiación. Varias industrias y actividades productivas, comerciales, recreativas, así como las relacionadas con la salud y la seguridad,  generan y utilizan campos electromagnéticos y por tanto producen radiación. 

En algunos casos se produce como resultante de procesos y en otros para utilizarla en productos con fines específicos.

Ilustración: Alberto Parra del Riego

Espectro electromagnético 

La radiación se puede clasificar en diferentes tipos a partir de una de sus propiedades: la frecuencia (el número de veces que se completa un ciclo de oscilación por segundo).  

Cada tipo de radiación abarca un rango de frecuencias (se ubica entre determinados valores) y presentadas en forma ordenada, que puede ser ascendente o descendente, dan lugar a lo que se conoce como espectro electromagnético. 

Cuanto más alto es el valor de la frecuencia mayor es la energía que tienen las radiaciones y menor su longitud de onda (la distancia entre las “crestas”). 

Solo una muy pequeña parte del espectro es visible para el ser humano.  El ojo humano sólo puede ver las radiaciones con longitudes de onda entre los 400 y 700 nanómetros, que corresponden a luz visible. 

Las radiaciones también se clasifican en dos grandes categorías, según tengan o no capacidad de ionizar la materia (lo que está relacionado con la peligrosidad de las mismas): radiaciones ionizantes y radiaciones no ionizantes.  

Radiaciones ionizantes

Las radiaciones ionizantes son aquellas que tienen energía suficiente para extraer partículas negativas (electrones) de la corteza de los átomos o moléculas. Cuando esto ocurre, los átomos se cargan eléctricamente transformándose en iones, de ahí el término ionización.   

Una de las radiaciones ionizantes más conocidas son los rayos X, que tienen una frecuencia de entre 1016 y 1020 Hz. Como pueden atravesar la piel, en el ámbito de la salud se utilizan para revelar imágenes de los huesos y poder diagnosticar fracturas y lesiones. 

Una larga exposición a estas radiaciones puede dañar las células de nuestro organismo e incluso alterar nuestro ADN. 

Radiaciones No ionizantes (RNI)

Se denominan radiaciones no ionizantes aquellas de energía baja, que no son capaces de arrancar electrones de los átomos y por tanto no provocan la ionización de la materia.  

Abarcan las radiaciones con valores de frecuencia entre 0 y 10 picohertz (equivalente a 1×1016  Hz).

Se incluyen en esta categoría:

  • las radiofrecuencias (RF)
  • las microondas (MO)
  • la radiación infrarroja (IR)
  • la luz visible
  • gran parte de la radiación ultravioleta (UV). 

Aunque la energía es débil para romper enlaces químicos, las radiaciones no ionizantes también tienen efectos biológicos en los tejidos y células. Aún aquellas de más baja energía producen algún efecto, que podrá ser positivo, negativo o neutral. 

El riesgo y daño posible por exposición a radiaciones no ionizantes depende, entre otros factores, de:

  • El tiempo de exposición
  • El valor de la densidad de potencia (S) de las ondas en el punto de recepción.
  • Las intensidad de campo eléctrico (E)
  • La intensidad de campo magnético (H) 

Usos y aplicaciones de las radiaciones No ionizantes

La radiación ultravioleta es beneficiosa para la salud ya que en respuesta a ella la piel produce vitamina D, esencial para un sistema inmunológico saludable y tener huesos fuertes. Sin embargo también puede causar quemaduras en la piel y daño ocular, aunque hay opiniones científicas diferentes en cuanto a la dosis de radiación UV que puede producir daño en los tejidos.

La radiación infrarroja se utiliza para tratar dolores e inflamaciones musculares,  artritis, reuma, y para inactivar algunas sustancias tóxicas sobre la piel (por ejemplo, la ictericia en los recién nacidos). Al igual que la UV, una exposición prolongada y/o una alta intensidad puede dar lugar a quemaduras. 

Las microondas producen un efecto térmico sobre material biológico y sustancias con alto contenido de agua. En el ámbito de la salud se utilizan en aplicaciones terapéuticas, en ciertos procedimientos quirúrgicos (diatema) y para tratar dolencias más profundas que las que se tratan con rayos infrarrojos. Ese efecto es el que se usa para calentar comida en los hornos microondas. Si observas bien, tiene diferentes efectos sobre alimentos con alto o bajo contenido de agua.

Las radiofrecuencias permiten comunicar dos puntos distantes. Se producen y aplican para las telecomunicaciones, teléfonos móviles, trasmisiones de radio y televisión, terminales de ordenadores, sistemas antirrobos, entre otros. En equipos médicos se utilizan para realizar resonancias magnéticas, otra de las técnicas de imagenología.

Limitación prudente y exposición tan baja como sea razonablemente posible.

La Organización Mundial de la Salud reconoce como organismo de referencia en relación con los campos electromagnéticos a una organización científica: la Comisión Internacional de Protección para la Radiación No Ionizante (la ICNIRP, sigla por el nombre en inglés).

Ante las múltiples interrogantes que aún existen sobre los daños que pueden causar las radiaciones y para proteger a la población de posibles riesgos por exposición aconsejan actuar bajo dos principios: Limitación prudente y Exposición tan baja como sea razonablemente posible.

Magnitudes que se miden y controlan para frecuencias entre 0 y 300 GHz. (Tabla de elaboración propia).

Con base en esos principios y a los resultados de investigaciones realizadas hasta la fecha, han fijado una serie de recomendaciones, restricciones básicas y niveles de referencia (valores límites) compilados en un documento guía1. 

Para las radiaciones no ionizantes solo se establecen restricciones para las de menor energía, en un rango de frecuencias comprendidos entre 0 y 300 GHz, y para especificar las restricciones se enlistan las magnitudes derivadas (que dependen de la frecuencia) que se deben medir y controlar.   

Valores límite, mediciones y control de las radiaciones no ionizantes

Varios países cuentan con un marco regulatorio de los niveles de exposición a las RNI. 

En Paraguay, por ejemplo, una norma nacional fija “los Límites Máximos Permisibles para la exposición de las personas a las Radiaciones no Ionizantes (RNI), producidas por actividades que generen campos eléctricos, magnéticos o electromagnéticos en la gama de frecuencias de 0 a 300 GHz”2. 

Los valores límite se fijan para poder evaluar de forma práctica las exposiciones y controlar si se cumplen las medidas que aseguran la protección. 

Los instrumentos que se utilizan de manera general para medir y controlar los niveles de exposición a campos electromagnéticos son los medidores de campos magnéticos y los medidores de campos eléctricos, con usos específicos de acuerdo a la frecuencia o al rango de operación del sistema.

También se pueden utilizar equipos detectores/medidores de radiaciones no ionizantes y sistemas de monitorización permanente de campos electromagnéticos en zonas de interés público que permiten medir y controlan diariamente los niveles a través de estaciones remotas.

Aportes de la Metrología Legal para la protección de la salud

Uno de los campos o ramas de la Metrología es la Metrología Legal. Se enfoca en aplicar a la Metrología una estructura legislativa y reglamentaria y hacerla cumplir.

El alcance de la Metrología Legal generalmente incluye la protección de la salud pública y la seguridad (especialmente en relación con el medio ambiente y los servicios médicos). 

Esto incluye también asegurar la medición confiable de los Limites Máximos Permisibles de radiación y de las dosis recibidas para proteger a los ciudadanos.

Algunos Institutos Nacionales de Metrología asumen algunas tareas y actividades relacionadas a Metrología Legal mandatados por sus respectivos gobiernos e incluyen áreas y laboratorios específicamente dedicados a ella.  

En Paraguay, el Instituto Nacional de Metrología, Normalización y Metrología (INTN) es responsable de atender los aspectos relacionados a la calibración de los equipos que miden parámetros relacionados a la radiación no ionizante. 

Actualmente, el Laboratorio de Magnitudes Eléctricas de dicho instituto está desarrollando los patrones nacionales que se requieren para esta tarea.   

1«Guía para limitar la exposición a campos magnéticos y eléctricos variables en el tiempo (hasta 300 GHz)». 

2 Aprobada por el Decreto N° 10071/2007.