Javier Méndez Vedia y Marcos Quino (Bolivia).
Conoce las dos plantas que llamaron la atención durante la pandemia
“Mis clientes más constantes son los médicos”, dice Ricarda Herbas, cuyo apellido parece prefigurar su actividad: vendedora de hierbas y plantas medicinales.
Durante la pandemia por COVID-19, en Bolivia se apeló a la medicina tradicional para tratar de fortalecer al organismo o complementar el tratamiento de la enfermedad. Es por ello que calles como José Salvatierra, en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y la Calle de las Brujas, en La Paz, se consolidaron como puntos de venta de varias hierbas que tradicionalmente se usan para tratar enfermedades respiratorias.
Dos de las que más vende doña Ricarda —en el céntrico mercado La Ramada, sobre la calle José Salvatierra— son el eucalipto y el matico. Y antes de responder a las preguntas sobre estas plantas, la vendedora y curandera saca un carné de su cartera y afirma: “Hice cursos con Sobometra para dedicarme a esto”. Se refiere a la Sociedad Boliviana de Medicina Tradicional que promueve los saberes ancestrales de esta medicina.
El impacto que se le atribuye a estas dos hierbas y su uso para la COVID-19 están basados en testimonios y en el uso tradicional. Según el Instituto Boliviano de Metrología (IBMETRO) ninguna cuenta hasta ahora con estudios específicos y científicos que comprueben su eficacia para el tratamiento de esta infección.
“Los mismos médicos me dijeron que puedo decirle a la gente que tome estas hierbas”, comenta doña Ricarda.
Pero ¿qué sabemos a ciencia cierta? ¿qué se está investigando al respecto?
El cineol o eucaliptol, lo esencial del eucalipto
El eucalipto (Eucalyptus globulus) se ha utilizado tradicionalmente como remedio natural contra el asma, resfriado, gripe, infecciones, tos, catarro, mocos y sinusitis. Para demostrar su efecto sobre la COVID-19 se deben realizar diferentes tipos de investigaciones.
El Instituto Boliviano de Metrología (IBMETRO) a través de su Laboratorio de Orgánica cuantificó los principios activos del eucalipto.
Después de comprar algunas ramas a las “chifleras” (como se les llama a las vendedoras de hierbas), las hojas fueron troceadas y llevadas a un sistema de destilación por arrastre de vapor de agua, un proceso durante el cual el vapor de agua arrastra el aceite esencial existente en las hojas. Del compuesto colectado se separó el aceite esencial en un embudo de separación. Una vez libre de agua el aceite se llevó al cromatógrafo de gases, para identificar y cuantificar el eucaliptol. El resultado es un cromatograma que muestra el pico característico del eucaliptol (llamado también 1,8 cineol), lo que facilita luego su cuantificación.
IBMETRO determinó que 100 gramos de hojas de eucalipto contienen 2 gramos de aceite esencial y que el 70 % del aceite es eucaliptol. Así, IBMETRO ha logrado determinar fehacientmente lo que nosotros percibimos como el aroma tan característico del eucalipto, basado en este aceite esencial.
Ahora bien, el eucaliptol y otros componentes proporcionan al eucalipto su acción expectorante, antimicrobiana y antiviral. Algunos estudios realizados por instituciones científicas y universidades de Estados Unidos, Brasil y Asia, hace ya una década, comprobaron que el aceite de eucalipto actúa contra bacterias como la Escherichia coli, el Staphilococcus aureus y contra la Candida albicans, que es un hongo. Todos estos microorganismos afectan a los humanos. La mayoría de esos estudios recomienda mayor investigación para conocer mejor esta acción antibacteriana y antifúngica sobre el organismo humano, porque todas registraron estos efectos in vitro.
Un estudio reciente sobre el eucaliptol es el que realizó en mayo de 2021 un equipo multidisciplinario de investigadores de Arabia Saudita, Corea del Sur e India y fue publicado por una reconocida revista científica. Dicho estudio muestra que el eucaliptol también tiene actividad antiviral y según los investigadores es prometedor para el control de la COVID-19. Esto, porque el eucaliptol es un inhibidor natural de una enzima, la proteasa principal, que es clave para la replicación del coronavirus.
Se ha avanzado, pero todavía falta camino por recorrer.
Tanino, la riqueza del matico
El tanino es conocido por su efecto antioxidante. Es capaz de frenar los radicales libres, que introducen oxígeno en las células y aceleran la oxidación, que nos predispone al envejecimiento y a algunas enfermedades. No está clara su acción en relación al coronavirus, pero algunos estudios in vitro demostraron que, además de sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, puede ayudar a controlar bacterias y hongos.
Así como lo hizo con el eucalipto, IBMETRO cuantificó los principios activos del matico. Para ello, sometió primero a secado las hojas de matico (Buddleja globosa) compradas a las chifleras de la Calle de las Brujas. Una vez secas, las hojas fueron molidas y a partir de ese polvo se realizó una extracción del tanino con agua y metanol como solvente.
Para preparar el extracto para su análisis en el cromatógrafo se tomó una pequeña parte o alícuota del extracto y se pasó por un filtro, para quitar las partículas que pueden interferir en el análisis. Finalmente, la muestra se colocó en el cromatógrafo de líquidos de alta resolución (conocido como HPLC; por sus siglas en inglés). A los diez minutos, el cromatograma registra la presencia del tanino.
IBMETRO determinó que 100 gramos de matico contienen 3 gramos de tanino.
Saber ancestral y plantas para combatir la pandemia
Los avances científicos son prometedores, pero la pandemia no espera. Según una encuesta realizada por una estudiante de Economía en varias ciudades bolivianas a finales de noviembre de 2021, el 91 % de los encuestados respondió haber consumido plantas medicinales durante la pandemia; de ellos, 13 % la usó de forma curativa y el restante 87 % para prevenir la enfermedad. Las plantas más utilizadas fueron eucalipto, matico, jengibre, wira wira y manzanilla. Un 5 % dijo que no les hizo ningún efecto,
3 % asegura que se curó con las plantas y el 92 % siente que las hierbas mejoraron sus defensas. El 97 % recomendaría su consumo.
El uso de la medicina tradicional también aumentó porque algunas comunidades quedaron aisladas durante meses al empezar la cuarentena. Por ejemplo, como sucedió en las comunidades de tierras bajas de Bolivia. No había vehículos que les llevarán medicamentos, asi que la Asociación de Mujeres Indígenas Chiquitanas, en la zona de San Ignacio de Velasco (a 240 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra) recurrió a una mezcla de miel, eucalipto, ajo, cebolla y un conocido ungüento a base de menta y alcánfor que todo boliviano tiene en su casa (llamado mentisan o Vick Vaporub) para combatir los síntomas. “Solo le poníamos un ajo, porque el kilo llegó a costar 50 bolivianos”, cuenta Germinda Casupá, presidenta de la Asociación. También se bañaban con una mezcla de mamuri (Cassia occidentalis), sal y un vaso de alcohol para combatir los dolores del cuerpo.
De la mano
Hace años, cuando doña Ricarda llegó desde la comunidad rural Punata hasta Santa Cruz, con su viudez a cuestas y dos niñas, puso su esperanza en las plantas medicinales. “Gracias a las plantas ayudo a la gente y también tengo mi casita”.
Actualmente, el mundo entero espera que los científicos encuentren una cura para esta enfermedad que impacta al Planeta de una forma alarmante. Es posible que la solución resulte a partir del uso de alguna planta medicinal, como se ha logrado para otras. Eso comprobaría una vez más la vigencia y sabiduría del saber ancestral y la medicina tradicional para combatir enfermedades.
Por ahora la Humanidad espera ansiosa y la ciencia continúa los estudios.