El narrador deportivo, gracias a su voz, es un importante protagonista en la transmisión de un encuentro de fútbol. Pero ¿qué es la voz? ¿cómo se produce? ¿qué se necesita para producirla? Esas son preguntas que siempre se ha hecho Andrés, quien a sus 14 años quiere ser narrador deportivo. Veamos lo que él descubrió para su proyecto en el curso de Física.
¿Física y narración deportiva?
Cuando la profesora nos dijo que debíamos investigar un tema libre, me emocioné mucho y me fue muy fácil decidir sobre qué hablar. Siempre he querido saber más sobre la narración deportiva y la voz, así que investigué acerca de esos aspectos. Sé que la idea se oye un poco extraña para la materia de Física, pero no lo es. En la locución se aplican muchos de los conceptos que hemos aprendido en el curso.
Para hacer el trabajo, hablé con varios especialistas. El profesor de locución, Carlos Araya, me explicó que la locución es un área de las Ciencias de la Comunicación relacionada con la expresión oral. Para ser locutor es necesario estudiar, lo cual ayuda a tener una técnica, a usar la voz de una mejor forma y a no dañarla.
Carlos me ayudó a comprender mejor cómo se produce la voz. Él me explicó que la voz ocurre por la vibración de las cuerdas vocales cuando se acercan entre sí, producto del paso del aire a través de la laringe.
¿Verdad que suena simple? Sí, también pensé lo mismo, pero en realidad es un proceso más detallado. Para entenderlo mejor vamos a dividirlo en tres etapas.
La primera se inicia cuando desde los pulmones se genera una corriente de aire que sube por los bronquios y la tráquea. Aquí los protagonistas son el diafragma, la cavidad toráxica, la musculatura abdominal y la espalda. El trabajo que estos órganos realizan es muy importante.
En la siguiente etapa, esa corriente de aire pasa por la laringe y por las cuerdas vocales. Para que se produzca el sonido, lo cual es la primera señal de la voz, las cuerdas deben estar cerradas para que el aire choque contra ellas y vibren. Cuando las cuerdas están abiertas el proceso que se produce es el de la respiración.
Finalmente, en la última etapa, ese sonido recorre la garganta, la nariz y la boca, siendo aquí que adquiere resonancia.
Al comprender cómo se produce la voz, también fui entendiendo la relación que tiene con la Física.
Recordemos que la voz es un sonido que para producirse requiere tres elementos: un cuerpo elástico que vibre, un medio elástico que propague las vibraciones y una caja de resonancia que amplifique las vibraciones. Aquí encontré la primera relación de la Física con la locución. ¡Es sorprendente! Jamás imaginé que la voz tuviera esos tres elementos.
El cuerpo elástico que vibra son las cuerdas vocales; el medio de propagación es el aire y la caja de resonancia es la formada por la caja toráxica, la faringe, las cavidades orales y nasales.
De acuerdo con lo que investigué, para que un locutor pueda mantener una buena voz durante los 90 minutos que dura un partido de fútbol, es necesario que posea técnica. Significa que debe saber respirar, administrar el aire y dejarlo salir de forma adecuada, así como tener una buena dicción y vocabulario, entre otros aspectos.
El profe Carlos me explicó que gracias a la técnica, el locutor tendrá la capacidad de narrar 90 minutos de jugadas emocionantes y vibrantes con una misma calidad de voz. También le permitirá decir varias veces “Gooolll, goooolll” y los aficionados oiremos una voz clara, potente, sin cansancio, que nos hará sentir como si estuviéramos en el estadio, lo que es muy emocionante.
Pero un locutor deportivo también debe seguir algunas recomendaciones para cuidar su voz. Según me comentó Eduardo Baldares, el locutor deportivo que entrevisté, él no se expone a temperaturas muy frías (si lo debe hacer, usa bufanda), no fuma ni consume alimentos muy fríos o muy calientes. Además, toma jengibre con miel de abeja y limón. Algo que me pareció curioso es que hace ejercicios de vocalización antes de transmitir el partido. Son algo así como un calentamiento de las cuerdas vocales para que no se lastimen, muy similares al que realizan los jugadores al prepararse para jugar.
Eduardo me dijo que si un locutor deportivo descuida su voz, rápidamente puede tener problemas. Por eso este instrumento tan poderoso que tiene el ser humano para producir sonido debe cuidarse. Con más razón si debe narrar varios partidos seguidos, como ocurre durante un Mundial.
Cualidades del sonido
En clase de Física vimos que el sonido posee cuatro características: timbre, duración, intensidad y altura. Estos elementos nos permiten diferenciar un sonido de otro. Y adivinen qué. Durante mi investigación descubrí que la voz también tiene esas cualidades, solo que algunos nombres son diferentes.
El profesor de locución me ayudó a entender mejor cómo influyen esas características en la narración deportiva. No sé ustedes, pero yo tengo un locutor de fútbol favorito; puedo reconocer su voz en cualquier lado, porque para mí la voz de él es muy diferente a la de otros. Eso se llama timbre y es lo que nos permite identificar dos fuentes sonoras diferentes. Es la caja de resonancia la que amplifica el sonido y le otorga el timbre.
Como todas las personas tenemos una caja de resonancia diferente, eso hace que los timbres varíen. Saben, me sorprendió mucho saber que el tamaño y la forma de las cuerdas vocales, de la garganta, la nariz y la boca determinan el timbre de cada individuo.
La segunda cualidad del sonido es la duración. La duración se relaciona con el tiempo que permanece la vibración desde que el sonido aparece hasta que finaliza. Esta característica facilita diferenciar entre un sonido corto y uno largo.
La duración es muy fácil de comprender en una narración deportiva. Si Eduardo está narrando un partido de nuestra selección y el otro equipo hace una anotación, seguro que él dirá: “Gol”, en forma breve y con poca emoción. Pero si nuestra selección es la que anota, en ese caso el sonido será muy largo, algo así como: “¡¡Goooolll!!”. Seguramente, todos recordamos la narración de los goles de nuestra selección y su duración.
La tercera característica es la intensidad, que refiere a la mayor o menor amplitud de una vibración. La intensidad del estímulo auditivo se mide en decibeles (dB). Esta unidad expresa el nivel de potencia y de intensidad del sonido. Para que sea adecuado para el ser humano debe estar entre los 15 y los 30 decibeles.
En la locución, la intensidad es el volumen. En una narración el locutor utiliza diversos volúmenes. Él debe saber cuándo aplicar el volumen adecuado y administrar bien el aire, de lo contrario, cuando llegue un momento de tensión o emoción no podrá subir el volumen. ¿Se imaginan llegar a los penales y que Eduardo ya no tenga fuerza en la voz? ¡Eso sería terrible! sobre todo con lo emocionante que son los penales.
La última característica del sonido es la altura, que en el caso de la voz se le conoce como tono. Ayuda a distinguir entre un sonido grave y otro agudo. Cuando las cuerdas vocales se tensan se producen los sonidos agudos y cuando se relajan se dan los sonidos graves. Para que esto quede bien claro, se puede decir que cuando escuchamos una voz ronca y profunda corresponde a un tono grave, mientras que cuanto más chillona suene la voz es más aguda.
El tono permite clasificar el sonido en una escala de frecuencia tonal. Un sonido grave corresponde a frecuencias bajas, mientras que los agudos a frecuencias más altas. Para medir la frecuencia se utiliza la unidad de medida llamada hertz (Hz), que nos permite saber cuántas veces se repite una onda por segundo. Un hertz equivale a una onda por segundo. Una persona con un oído sano es sensible a las frecuencias comprendidas entre los 20 Hz y los 20 kHz.
Los sonidos graves se encuentran entre los 20 Hz (mínima frecuencia que el oído humano puede percibir) y aproximadamente los 320 Hz. Los sonidos agudos están comprendidos entre los 2560 Hz y los 20 000 Hz. Pero también existen los sonidos medios, que se ubican en la frecuencia entre los 320 Hz y los 2560 Hz aproximadamente.
Un narrador deportivo realiza muchos cambios de tono. Cuando Eduardo narra una jugada rápida y se siente su emoción, está empleando determinado tono; cuando comenta algún aspecto general del encuentro, como la alineación de los equipos, utiliza otro.
Para producir un tono agudo se necesita una muy buena cantidad de aire, así como gran cantidad de vibración y para ello el aire debe estar pasando muy rápido. Por el contrario, el tono grave es una vibración de baja velocidad y no se requiere tanto aire. Al entender esto comprendí porqué para un locutor la técnica y la correcta administración del aire son aspectos tan importantes.
Aliados de la narración
Después de conocer todo esto sobre la voz y el sonido, me surgió una duda: ¿por qué las transmisiones de partidos se escuchan siempre tan nítidas? Para comprender esto entrevisté a José Matías Reyes, coordinador de audio institucional en la Universidad de Costa Rica y coordinador de Conformidad Tecnológica de la Confederación de Fútbol de Norte, Centroamérica y el Caribe (CONCACAF, por sus siglas en inglés) y FIFA.
Él me explicó que las televisoras y emisoras deben utilizar micrófonos, transmisores y mezcladoras de sonido de excelente calidad. Un buen equipo garantiza una mejor calidad del sonido para que escuchemos con mayor claridad la voz del narrador y sin ruidos.
Las mezcladoras de sonido digital tienen incorporado un procesador de sonido. Don José me comentó que este procesador ayuda a mejorar la gama de decibeles y hertz que se van a transmitir. Eso quiere decir que ese equipo corrige la calidad del sonido, por eso siempre escucho la voz de Eduardo igual y con una excelente calidad.
Con este proyecto he comprendido que el ser humano tiene un instrumento perfecto para crear sonido: la voz. Un locutor deportivo debe conocer muy bien cuáles son las características del sonido así como la forma en que este se produce para utilizar mejor su voz y que todos disfrutemos al máximo un partido de fútbol.
Después de realizar este trabajo me sorprendió mucho la relación que existe entre ambas disciplinas. Estoy seguro que quiero ser locutor y que seguiré estudiando más sobre física y otras ciencias que me ayuden a comprender mejor situaciones de la vida cotidiana.
Voz y parlantes
La voz también tiene similitud con la función que realizan los parlantes. Estos transforman la energía eléctrica en acústica. Lo hacen a través de la membrana, mediante un movimiento acorde al sonido a reproducir y a la corriente que le suministran.
Todos hemos visto que existen parlantes de diferente tamaño. Los parlantes de mayor tamaño son para los sonidos graves y se les conoce como woofers. Ellos pueden mover una mayor cantidad de aire, es decir logran más presión sonora y reproducen frecuencias de 40 a 1000 Hz.
En el caso de los parlantes medios, también llamados squawker, tienen la capacidad de reproducir sonidos medios, en frecuencias entre los 300 Hz y 5000 Hz.
El otro tipo de parlante son los tweeter, se emplean para los sonidos agudos. Estos altavoces son capaces de reproducir altas frecuencias desde 2 kHz hasta 20 kHz.
De acuerdo con el Dr. Harold Sánchez Vargas, del Laboratorio Metrológico de Variables Eléctricas, del Instituto Costarricense de Electricidad, es importante tomar en cuenta que los parlantes pueden reproducir frecuencias que se traslapan, es decir que un parlante diseñado para los sonidos graves también puede registrar otros sonidos; esto es necesario para que no haya zonas con mala reproducción.
El Dr. Sánchez Vargas explica que en un parlante se pueden tener sonidos más fuertes o débiles a la misma frecuencia, y sonidos más agudos o graves con el mismo volumen, es decir que la frecuencia y la amplitud son independientes. Según el experto, lo mismo ocurre con la voz: se puede cambiar el tono y el volumen o intensidad.
El experto menciona que si bajamos o subimos el volumen de los parlantes lo que estamos afectando es la amplitud. Esta se puede medir de dos formas, si es en corriente eléctrica se utiliza el ampère (A), pero si es en tensión eléctrica se emplea el volt (V).
Es importante tomar en cuenta que si utilizamos un parlante que no es el adecuado para la frecuencia que se desea transmitir, el altavoz puede dañarse o no reproducir apropiadamente el sonido deseado aunque gaste energía. Del mismo modo, una persona que emplea con mucha frecuencia un tono de voz que no es el suyo, puede llegar a deteriorar sus cuerdas vocales.
LILLIAM MORA (COSTA RICA)