¿Cómo nos medirán en el futuro?

Nicolás F. Angarita Peñaranda (Colombia) y Claudia Mazzeo (Argentina)

“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos». Eduardo Galeano.

Jav, un joven estudiante de fines de siglo XXI se pregunta cómo era la vida a comienzos de esa era. Como habitante de un planeta que funciona con energías limpias, cada mañana enciende su datímetro para medir su huella de carbono. Sin él, ¿cómo tomar decisiones?

A poco de entrar en el 2100, el verde intenso colorea todos los escenarios imaginables.  Las viviendas, que parecen fusionarse con la Naturaleza, se asientan sobre enormes árboles que hacen las veces de soporte principal de cada casa, mientras una red de árboles jóvenes sostiene la estructura restante. 

Jav, un joven curioso y apasionado por la ciencia —interés que comparte con su familia y que los ha llevado a diseñar juntos increíbles artefactos— mira a sus padres alejarse de la casa desde lo alto de su cuarto. Pequeñas gotas de agua dibujan siluetas imaginarias en el cristal. Seguramente será un día como otros, en compañía de su fiel compañero digital, Metīri, una aplicación capaz de resolver todo tipo de preguntas e inquietudes. 

Con ganas de empezar a trabajar en su proyecto de investigación, pero dispuesto a distraerse un poco primero, dice:  

Metīri, inicia.

En el centro de la habitación se despliega un holograma. 

– Amigo, ¿en qué puedo ayudarle?

– Reporte del día, por favor.

– Iniciamos con una temperatura de 16 ºC, humedad relativa del 67 % (hr) y velocidad del viento de 6 km/h; la posibilidad de precipitación es del 95 %. La concentración de CO2 se mantiene estable y por debajo del límite máximo permitido. La estación espacial internacional estará sobre nosotros a
las 19.00 horas.

Metīri, prepara el simulador. ¡Daremos un paseo por todo el siglo XXI!

Jav entra en una cabina blanca y elige el avatar con el que participará de la simulación. Metīri le advierte:

– La primera mitad del siglo XXI puede ser caótica y confusa. Le sugiero ver el tráiler antes de iniciar.

– Perfecto. Adelante.

En el holograma se despliegan imágenes y la “voz” de Metīri suena seria:

– ¡Bienvenido al inicio del siglo XXI! Interconectividad generalizada gracias al internet y al desarrollo de plataformas y aplicaciones que dieron paso al mundo digital. Descubrimiento de los primeros exoplanetas similares a la Tierra. Confirmación de la existencia del Bosón de Higgs. Llegada del hombre a Marte. Desarrollo del turismo espacial. El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera y de la temperatura media de la Tierra dieron lugar a eventos cada vez más graves y catastróficos. 

Por favor, seleccione el año y la ciudad que desea visitar.

– Año 2020.  Ciudad de Bogotá, capital de Colombia.

En cuestión de segundos el simulador inicia y Jav recorre asombrado la plaza de Bolívar, en el centro de la ciudad. 

– ¿No había árboles en ese tiempo?

– Sí amigo, pero en las grandes ciudades escaseaban. No los consideraban vitales. Se plantaban pocos y la deforestación aún estaba permitida. 

Metīri, inicia el datímetro. Veamos los números de huella de carbono con los que se manejaban.

– Datímetro activado.

– ¡Hay demasiada concentración de CO2! Es inconcebible que nadie lo note y que salieran a la calle sin medirlo.

– Permítame explicarle que aún no existían los datímetros. 

Metīri, ¡un solo vehículo emitía en promedio 2,196 kg de CO2 por litro de combustible! ¿Aún se utilizaba gasolina en el 2020?

  Sí, los combustibles fósiles eran empleados para satisfacer más del 80 % de la demanda de energía y se mantuvo ese esquema por varios años más. La reconversión a energías renovables fue muy lenta.

– Puedo ver a muchas personas utilizando dispositivos digitales. Aún en plazas, edificios y lugares públicos. Modifica el tipo de medición del datímetro y revisemos ahora la huella de carbono digital. 

  Medición de huella de carbono digital activada. 

– ¡Increíbles las emisiones que producían por el uso de sus computadoras y sus móviles! 

– En 2020 el mundo digital funcionaba con energía eléctrica, muy poca derivada de energías renovables. Todas las actividades que se desplegaban en internet y la información resultante que se generaba, eran recolectadas y almacenadas en servidores de grandes centros de datos que también operaban con esa fuente. Según informes de Greenpeace, una organización dedicada a la investigación ambiental, en 2017 el consumo energético de las TICS fue responsable del 8 % del gasto total de energía del planeta. 

  Eso sucedió muchos años antes de que mi abuela, la que cariñosamente llamamos “Doña Teresita”, desarrollara el algoritmo que permite reducir considerablemente el consumo de energía por uso de internet y equipos digitales. 

– No todos los usuarios eran conscientes que el mundo digital producía emisiones de CO2. Una investigación realizada por la empresa energética Ovo demostró años después que, si en el Reino Unido “cada británico enviara un correo electrónico de agradecimiento menos al día, ahorraríamos 16 433 toneladas de dióxido de carbono al año. Este sería el equivalente a retirar de circulación 3334 coches de gasolina o a eliminar 81 152 vuelos entre Londres y Madrid”.

– Sin conocer esos datos, ¿qué tanto creció el mundo digital? ¿Y qué tan relevante fue la huella de carbono digital para la crisis climática?

– Me temo que la respuesta no será de su agrado. La demanda de almacenamiento de datos en la nube fue superior a los intentos de las grandes empresas informáticas por migrar a las energías renovables. La huella de carbono digital terminó siendo un gran contribuyente a la gran huella de carbono global que se alcanzó años más tarde. 

– ¿Nadie se dio cuenta de la amenaza que representaba el aumento continuo de los GEI?

– Sí. Varios científicos de todo el mundo dieron la voz de alarma, al igual que muchísimos jóvenes. Las Naciones Unidas se reunieron en París en 2015, en la Conferencia sobre Cambio Climático, y fijaron medidas para mitigar la emisión de GEI a la atmósfera. Pero no alcanzó para frenar la amenaza. La Organización Meteorológica Mundial, la OMM, alertó del aumento continuo de la temperatura del planeta.

Por su parte las organizaciones metrológicas hicieron grandes esfuerzos por mejorar las mediciones. En 2019 se definieron todas las unidades de medida a partir de constantes de la Naturaleza y en los años siguientes mejoraron métodos y técnicas de medición. Gracias a eso se logró medir con exactitud las emisiones de CO2 humanas y los cambios en los parámetros climáticos, pero los países no se pusieron de acuerdo en cómo frenar el cambio climático. 

– Es muy triste. El conocimiento del riesgo estaba y también había formas de medir los cambios que se producían con exactitud, pero… 

  El aumento de emisiones de CO2 se mantuvo demasiado tiempo y derivó en un alza de la temperatura global de la Tierra. Eso produjo grandes cambios en las diferentes regiones. Con el paso de los años, aumentó el deshielo de los polos; se produjo una mayor evaporización del agua, con sequías más prolongadas. Hubo más incendios forestales en casi todo el planeta. Recurrencia de fenómenos extremos: ciclones o tifones más dañinos; inundaciones y deslizamientos de tierra, entre otros. Esto trajo un aumento del nivel del mar…Y con ello grandes problemas para la civilización, la salud y la economía…

– ¿Fue entonces que se produjeron las revueltas y protestas a nivel mundial? 

– En efecto. Hasta que la crisis mundial llegó a una situación extrema y tuvo lugar la famosa crisis de 2054. Dos años después los gobiernos acordaron utilizar un sistema de balance personal de emisión de CO2 y, entre otras medidas, se repartieron datímetros a todos los habitantes del planeta. 

El aporte de su abuela fue fundamental. Los algoritmos que desarrolló permitieron que los aparatos digitales funcionaran casi sin consumir energía, alimentados por energías renovables. Por primera vez equipos como los datímetros comenzaron a operar utilizando el calor corporal como fuente de energía. Los actuales son más sofisticados y eficientes, pero aquellos fueron un paso fundamental para crear conciencia y reducir las emisiones. 

– ¿Crees que el verdadero enemigo de la Tierra fue la inconsciencia, por encima de la concentración de GEI?

– Me temo que no tengo una respuesta, amigo.

– Finaliza la simulación, por favor.

Jav sale de la cabina y camina hacia la ventana. Pone su mano sobre el cristal e imagina que acaricia la lluvia, que cae suavemente. 

Metīri, busca los procedimientos e instrumentos aprobados por el INM para la medición de elementos contaminantes en la lluvia. Voy a seguir con mi proyecto para mejorar los datímetros. Debo hacerlo, ese será mi aporte. 

– Búsqueda iniciada. 

– Si tan solo pudiera saber cómo van a hablar de nosotros en el futuro…

Foto e ilustración: Alberto Parra del Riego